Chao de janeiro: Mini-piso, eso sí, con vistas al mar

Cuaderno de Bitácora de Jorge Chao a Bordo del Hespérides en el onceavo día de navegación. Antes de nada, me gustaría felicitaros la navidad a todos. Aquí en alta mar, lo hemos celebrado como buenamente hemos podido. El trabajo se hace a diario, bien sea domingo o navidad, pero con este gran ambiente resulta prácticamente inimaginable no sentirte arropado y estar como en casa. Felicidades a todos los que habéis podido estar con vuestras familias, amigos y compañeros. No me pondré tontorrón, pero vosotros también estáis aquí.

Ya nos hemos acostumbrado a la mar y al movimiento. Era cuestión de tiempo. Ya recorremos los pasillos, como si de nuestra oficina se tratase. Nos reunimos para comer y debatimos cosas del día, nos reunimos todas las noches para debatir sobre el trabajo diario. La familia se esta formando. Ya estamos realmente en casa.

Cabe reseñar que la cena de navidad fue espectacular, digna de un restaurante de lujo. Gran trabajo el de los cocineros. Los cánticos sonaron y la "marimorena" se entonó hasta que la voz no dió para más. Al día siguiente fue la prueba de fuego, cuando grabaron en el programa "a vivir que son dos dias" de la cadena ser. Una navidad que será difícil hacer desaparecer de mi cabeza. Estoy en un barco enmedio del oceano, por si alguien no lo sabía aun.

Los trabajos también van ya viento en popa. La gente ya tiene su rutina y todo va bien, no hay casi alteraciones. Se van tomando muestras con rosetas, botellones y redes. No os imaginais lo que estoy aprendiendo. Por supuesto que se me escapan cosas, pero en lineas generales voy cogiendo un poquitín de aquí y de allá. Y la vida va tomando camino.

Y esa vida descansa (pocas horas) en un camarote de barco, pequeño, pero acogedor. Yo tengo la suerte de dormir en la litera de arriba, la cual da a la ventana. No os podeis imaginar lo que es irse a dormir, dia tras dia, viendo las olas romper y viendo el cielo estrellado. Pero es más bonito aun, despersarse con el sol de la mañana. Ahí os dejo lo que ven mis ojos, después de darle 30 patadas al despertador.

Fuente original: http://www.expedicionmalaspina.es/Malaspina/Main.do#content:Post:ident:5735