Paleada Cala Estreta - Es Calo de Betlem

Al fin después de muchos meses de sequía y de un buen rato de preparación Don Ximete y yo nos introducimos dentro de nuestros kayaks de fibra con nuestras tapas nuevas.

Salimos dirección a s’Arenalet d’Ubarca, antes de llegar al Freu d’Ubarca nos encontramos una bombilla flotando de descomunales dimensiones y una vez en el Freu tal como Miguel nos dijo empezamos a sentir la hambruna de las Obladas sobre nuestra caña, como consecuencia del apogeo del momento y para mantener las buenas costumbres perdemos la tapa anual que llevamos perdiendo desde que nos iniciamos en la practica del kayak de mar. Ya que flotaba decidimos dar un voltio por la zona a ver si la encontrábamos y en su lugar encontramos unas medusas como con forma de pepino y con luz fluorescente con una pinta de malas que…



Después de todo esto y debido a que el mar estaba como un plato decidimos alargar nuestra travesía hasta Betlem, así que emproamos nuestro artefacto flotante hacia el Cabo Formentor y disfrutamos de las innumerables cuevas que hay a lo largo de toda la costa hasta llegar al Cap d’es Freu (un lugar único e idílico para realizar el conocido espeleokayak extremo tan típico en nuestras costas Mallorquinas) hay que destacar especialmente dos cuevas la del Monstruo de Betlem que es una cueva larguisima y muy estrecha en la que no se puede palear te has de introducir en ella empujándote con las manos en las paredes de la cueva y donde no pudimos ver el final por la oscuridad de esta y el temor que nos producían los ruidos de la cueva especialmente uno de un bufador que nos recordaba a la respiración de algún bicho enorme que como se cabree te come en cualquier momento. La otra cueva a destacar, es totalmente diferente al la del Monstruo de Betlem, es una cueva amplia y luminosa, en realidad son dos cuevas grandes y que entre ellas las une un arco enorme y precioso.

Decidimos seguir nuestra trayectoria y entramos en la bahía de Alcudia realmente sin saberlo hasta que vimos la torre d’es Murtera, nos dirigimos hacia Es Calo de Betlem y disfrutamos de la calita llena de restos de barcos destrozados por la furia del mar, árboles enteros en la orilla y un montón de chulisimas piedras de algas erosionadas por el mar. Alli decidimos tomarnos nuestro bocata y volver hacia el refugio de s’Arenalet d’Ubarca.